viernes, 29 de abril de 2011
Salmacis - Tears Of The Tiger (2011)
Siempre buscando algo nuevo por escuchar, me ha llamado la atención este disco de Salmacis. Es la elección de esta semana en el apartado del blog donde podéis escucharlo directamente o acceder a su página en Jamendo para que os lo descarguéis. Un tipo de rock progresivo instrumental que se deja escuchar y no tiene nada que envidiar a otras bandas con más impacto comercial.
Tracklist:
01 Punk time (3:14)
02 Slice (2:54)
03 Ambiant (1:04)
04 My favorite Organ (2:16)
05 Life is strange (2:52)
06 Sweet (1:29)
07 By your side2 (2:48)
08 PLM (0:48)
09 Cithar (2:19)
10 I'm Mad (0:58)
11 Rabussy (2:31)
12 English Garden (4:07)
13 Hot (6:05)
14 Ambiant2 (1:02)
15 Piano (2:06)
16 Around me (4:23)
17 Hey mister (1:12)
18 Power Word (1:16)
Este disco tiene una licencia Creative Commons BY-NC-SA 3.0
Puedes copiar, distribuir, promocionar y tocar este álbum siempre y cuando tú:
BY - Menciones el nombre del artista
NC - No uses este álbum para propósitos comerciales
SA - Distribuyas todas las obras derivadas de este álbum bajo la misma licencia que éste.
martes, 26 de abril de 2011
Skyline 2, ¿una secuela necesaria?
Películas sobre invasiones de extraterrestres ha habido muchos y desde que el género comenzó a funcionar hacia mediados de los años 40 tras la 2ª Guerra Mundial y durante los años de la guerra fría en que fueron populares, pese a las técnicas de entonces. Tal vez algunos ejemplos dignos de ser obervados por quienes admiramos el género de la ciencia-ficción podrían ser perfectamente cuatro títulos emblemáticos en la historia del cine: "La Guerra de los Mundos" de George Pal (1952), "Ultimátum a la Tierra" de Robert Wise (1951) (un ejemplo donde se relacionan los conflictos internacionales con la aparición de un OVNI comandado por un extraterrestre llamado Klaatu y un enorme robot de apariencia amenazadora), "Encuentros en la Tercera Fase" de Steven Spielberg (1977) (cómo unas personas corrientes son atraidos por unos extraños fenómenos, las muchas preguntas sobre si existe vida fuera de la Tierra y cómo llegan a contactar seres de otras galaxias con nosotros) y "Distrito 9" dirigida por Neill Blomkamp y producida por Peter Jackson (2005), la mejor dentro de las películas más actuales sobre este mismo género.
Comentar una película como "Skyline" es un atrevimiento para un neófito como yo en cuestiones técnicas y dramáticas. Pero hasta el más novato en el arte de la cinematografía se daría perfectamente cuenta de que la historia no tiene ni pies ni cabeza. Para empezar, todo se desarrolla con un paralelismo entre "Independence Day", "Monstruoso (Cloverfield)" y "La Guerra de los Mundos" de Steven Spielberg, simplemente como referencias en el tiempo a corto plazo. Perfectamente, uno puede darse cuenta que de estas películas, Colin Strause, su director, ha tomado de cada una de ellas lo más fundamental para embutir todo en una producción que en lo visual puede resultar extrañamente espectacular por los efectos FX, pero que no aporta absolutamente nada más. Los planos tanto de interior como de exterior no son la especialidad de los hermanos Clause que ya demostraron con la última entrega de la franquicia "Aliens Vs. Predator" que lo suyo no es precisamente la dirección cinematográfica sino hacer buenos efectos especiales (entre sus trabajos están sus diseños en efectos visuales en "Avatar", "2012", "Noche y Dia", "Los Cuatro Fantásticos", "X-Men orígenes: Lobezno" e "Invasión a la Tierra", otro título de reciente estreno e igualmente prescindible si se me permite decirlo).
La película comienza como una de esas teleseries basadas en hechos reales en que primero cuentan un momento crucial y después retroceden en el tiempo al origen del despropósito (cualquier calificativo vale para llamar "argumento" a lo que se ve durante su proyección). Una pareja de novios viaja a Los Ángeles para estar presentes en la fiesta de cumpleaños de un compañero de instituto, un adinerado personaje con un imponente ático en unos apartamentos de lujo con piscina y domótica incluida. A mitad de la noche son despertados por unos temblores y posteriormente unas luces azules muy brillantes. Pero pronto se darán cuenta que lo que en realidad está sucediendo a su alrededor es una invasión alienígena en masa, en la que los habitantes de la ciudad son engullidos literalmente hacia el interior de unas grandes naves alienígenas. La "misión", por decirlo de algún modo, de los pocos supervivientes que aun quedan, la pareja y unos amigos más un adulto residente, es la de sobrevivir a toda costa de lo que ha empezado a ser para ellos una gran pesadilla.
A medida que la película avanza, ocurren cosas que nadie puede explicar. Por ejemplo: el cómo y de dónde aparecen ciertos seres monstruosos de gran tamaño que se prestan a devorar como dulce de membrillo a todo quisqui que encuentran a su paso, a base de lengüetazo extensible y p'a dentro, como camaleones que se comen a sus presas. Los alienígenas tienen una extrema debilidad por los sesos al ajillo y, aunque no tengan los rasgos de un Predator, la facilidad para extraérselos de los humanos no tienen ni comparación. Los Predator son más exquisitos en esa tarea... Bueno, ya está bien de dantescos spoilers...
En serio, no sé cómo me he tenido que tragar este infumable film de los hermanos Strause y cómo dejan un final abierto para una segunda parte que parece ser ya está en producción, si bien ya lo anunciaban de antemano y el falso final de esta entrega lo dejaba entrever. Puede que los más de 65 millones de dólares conseguidos desde su estreno dén para ello, pero no me aventuro a adinivar cómo piensan acabar la secuela, tras ver cómo ha acabado la primera. ¿Habrá una tercera parte?
Y mi pregunta, tal como he dejado puesto en el título de mi entrada, ¿es necesario que tengamos que tragarnos el resto de la historia con una segunda entrega? Yo no pagaría, ni espero hacerlo, un duro por verla en cuanto la estrenen el año próximo. Si bien he tenido que desembolsar 1,50 euros por el alquiler del DVD a fin de poder saber en qué consistía este mejunje sin fundamento, bien podría haberlos invertido en otra cosa más sustanciosa. Pero, vale, como entretenimiento futil para una tarde o una noche en blanco puede valer, pero me he aburrido como una ostra y ninguna de las escenas de mayor impacto me han hecho sobresaltar de mi asiento.
Estos de Hollywood ya no saben qué hacer... ahora la moda es tener una película acompañada de una segunda parte, por si la primera cuela. Puede que la taquilla haya sido generosa, pero yo no hubiera dado ni un euro por verla. Ahora que sé cómo es, no tengo por qué gastarme un dineral en comprar el DVD. En la variedad está el gusto, y desde luego, yo tengo muy buen gusto. Y aunque no me importa tragar de todo, por esta vez me ha valido para saber que este plato no es de mi gusto y no pienso catarlo más.
Comentar una película como "Skyline" es un atrevimiento para un neófito como yo en cuestiones técnicas y dramáticas. Pero hasta el más novato en el arte de la cinematografía se daría perfectamente cuenta de que la historia no tiene ni pies ni cabeza. Para empezar, todo se desarrolla con un paralelismo entre "Independence Day", "Monstruoso (Cloverfield)" y "La Guerra de los Mundos" de Steven Spielberg, simplemente como referencias en el tiempo a corto plazo. Perfectamente, uno puede darse cuenta que de estas películas, Colin Strause, su director, ha tomado de cada una de ellas lo más fundamental para embutir todo en una producción que en lo visual puede resultar extrañamente espectacular por los efectos FX, pero que no aporta absolutamente nada más. Los planos tanto de interior como de exterior no son la especialidad de los hermanos Clause que ya demostraron con la última entrega de la franquicia "Aliens Vs. Predator" que lo suyo no es precisamente la dirección cinematográfica sino hacer buenos efectos especiales (entre sus trabajos están sus diseños en efectos visuales en "Avatar", "2012", "Noche y Dia", "Los Cuatro Fantásticos", "X-Men orígenes: Lobezno" e "Invasión a la Tierra", otro título de reciente estreno e igualmente prescindible si se me permite decirlo).
La película comienza como una de esas teleseries basadas en hechos reales en que primero cuentan un momento crucial y después retroceden en el tiempo al origen del despropósito (cualquier calificativo vale para llamar "argumento" a lo que se ve durante su proyección). Una pareja de novios viaja a Los Ángeles para estar presentes en la fiesta de cumpleaños de un compañero de instituto, un adinerado personaje con un imponente ático en unos apartamentos de lujo con piscina y domótica incluida. A mitad de la noche son despertados por unos temblores y posteriormente unas luces azules muy brillantes. Pero pronto se darán cuenta que lo que en realidad está sucediendo a su alrededor es una invasión alienígena en masa, en la que los habitantes de la ciudad son engullidos literalmente hacia el interior de unas grandes naves alienígenas. La "misión", por decirlo de algún modo, de los pocos supervivientes que aun quedan, la pareja y unos amigos más un adulto residente, es la de sobrevivir a toda costa de lo que ha empezado a ser para ellos una gran pesadilla.
A medida que la película avanza, ocurren cosas que nadie puede explicar. Por ejemplo: el cómo y de dónde aparecen ciertos seres monstruosos de gran tamaño que se prestan a devorar como dulce de membrillo a todo quisqui que encuentran a su paso, a base de lengüetazo extensible y p'a dentro, como camaleones que se comen a sus presas. Los alienígenas tienen una extrema debilidad por los sesos al ajillo y, aunque no tengan los rasgos de un Predator, la facilidad para extraérselos de los humanos no tienen ni comparación. Los Predator son más exquisitos en esa tarea... Bueno, ya está bien de dantescos spoilers...
En serio, no sé cómo me he tenido que tragar este infumable film de los hermanos Strause y cómo dejan un final abierto para una segunda parte que parece ser ya está en producción, si bien ya lo anunciaban de antemano y el falso final de esta entrega lo dejaba entrever. Puede que los más de 65 millones de dólares conseguidos desde su estreno dén para ello, pero no me aventuro a adinivar cómo piensan acabar la secuela, tras ver cómo ha acabado la primera. ¿Habrá una tercera parte?
Y mi pregunta, tal como he dejado puesto en el título de mi entrada, ¿es necesario que tengamos que tragarnos el resto de la historia con una segunda entrega? Yo no pagaría, ni espero hacerlo, un duro por verla en cuanto la estrenen el año próximo. Si bien he tenido que desembolsar 1,50 euros por el alquiler del DVD a fin de poder saber en qué consistía este mejunje sin fundamento, bien podría haberlos invertido en otra cosa más sustanciosa. Pero, vale, como entretenimiento futil para una tarde o una noche en blanco puede valer, pero me he aburrido como una ostra y ninguna de las escenas de mayor impacto me han hecho sobresaltar de mi asiento.
Estos de Hollywood ya no saben qué hacer... ahora la moda es tener una película acompañada de una segunda parte, por si la primera cuela. Puede que la taquilla haya sido generosa, pero yo no hubiera dado ni un euro por verla. Ahora que sé cómo es, no tengo por qué gastarme un dineral en comprar el DVD. En la variedad está el gusto, y desde luego, yo tengo muy buen gusto. Y aunque no me importa tragar de todo, por esta vez me ha valido para saber que este plato no es de mi gusto y no pienso catarlo más.
Ficha de "Skyline" en IMDb
miércoles, 13 de abril de 2011
The Chieftains - Tears Of Stone (1999)
Un nuevo disco de colaboraciones de artistas venidos del folk y del rock que se unen a la legendaria banda irlandesa fundada y liderada por Paddy Moloney desde sus comienzos en 1959, con nuevas canciones y arreglos de temas tradicionales, si tenemos en cuenta anteriores trabajos de los Chieftains como el reconocido "The Long Black Veil" (1995), "An Irish Evening" (1992) o "The Bells of Dublin" (1991), en los que grandes artistas de la talla de Van Morrison, Sting, Elvis Costello, Marianne Faithful y Roger Daltrey, entre tantos otros, realizaron una gran aportación prestando sus voces en dichos álbumes, más otros tantos. En este trabajo publicado en 1999, los irlandeses hacen un especial y sentido recorrido por las tradiciones de Irlanda, acompañándose en esta ocasión de grandes voces femeninas, tanto grupos como solistas, casi todas de origen irlandés o con algunas raices en dicho pais, interpretando con maestría desde las baladas más sentidas, a las canciones más rítmicas y animadas como la bailable "I Know My Love" cantada aquí por The Corrs, con cuya canción obtuvieron uno más de sus muchos éxitos, aunque eso aquí no es lo más importante, sino el contenido del disco en su totalidad. Un disco de gran belleza, como muchos de los realizados por los Chieftains en toda su trayectoria musical, dilatada y con muchos reconocimientos por parte de la crítica, como llevarse varios premios Grammy y ser nominados en otras tantas ocasiones.
Es de interés para los amantes de la música irlandesa y en especial de los Chieftains saber que la edición en CD realizada para el mercado chino cuenta con un "bonus extra": la canción "Tear Lake" interpretada por la cantante Dadawa, oriunda del pais asiático.
Es de interés para los amantes de la música irlandesa y en especial de los Chieftains saber que la edición en CD realizada para el mercado chino cuenta con un "bonus extra": la canción "Tear Lake" interpretada por la cantante Dadawa, oriunda del pais asiático.
Tracklist
01. Never Give All the Heart, con Anúna y Brenda Fricker
02. A Stór Mo Chroí, con Bonnie Raitt
03. The Lowlands of Holland, con Natalie Merchant
04. The Magdalene Laundries, con Joni Mitchell
05. Jimmy Mó Mhíle Stór, con The Rankin Family
06. I Know My Love, con The Corrs
07. Factory Girl, con Sinéad O'Connor
08. Deserted Soldier, con Mary Chapin Carpenter
09. Ye Rambling Boys of Pleasure, con Loreena McKennitt
10. Sake in the Jar, con Akiko Yano
11. Raglan Road, con Joan Osborne
12. Siúil A Rún, con Sissel Kyrkjebø
13. The Fidding Ladies, con Natalie MacMaster, Eileen Ivers, Maire Breathnach y Annbjørg Lien
14. Danny Boy, con Diana Krall
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Rhapsody
domingo, 10 de abril de 2011
Guía patética sobre música, cine y televisión en Internet
¿Cabe mayor patetismo el que tres entidades gestoras de derechos como SGAE, Promusicae y FAP quieran seguir en sus trece queriendo adoctrinar a los niños y tutores sobre los supuestos "peligros" de Internet y el tan traido problema (para ellos) de las descargas ilegales ahora con una guía que no vale absolutamente para nada, solo para que en la gran mayoría de los casos acabe ésta en el cubo de la basura? Siguen viviendo en el siglo pasado y parece que siguen sin enterarse de que ellos no pueden cambiar las cosas ni cambiar la actitud de quienes se mueven por Internet, por mucho que se empeñen en demostrarnos que cualquier tiempo pasado fue mejor (para ellos y para su lucrativo negocio).
Lo más patético es que ofrezcan desde El Mundo y la página de la SGAE, entre otras, un panfleto con olor a moralina barata y sermonaje ilustrado conteniendo una guía de adoctrinamiento con lo que se puede y no se puede hacer en Internet. Pero lo más patético resulta ver que ni siquiera se molestan en querer cobrar por descargarse el PDF.
Al menos, tengo la conciencia tranquila de que mi blog no sufrirá su influencia, por mucho que se empeñen estas instituciones (o debería llamar mafia cultural) en manchar el buen nombre de blogs como el mío donde comento y critico según lo que me dicta mi conciencia, al tiempo que trato de defender lo mío y sus contenidos y criticar estos intentos de desprestigiar a la comunidad bloguera. Por supuesto, todos estos "tocapelotas" tienen un enorme problema, pero un problema absolutamente de riego, pues no les llega la sangre al cerebro bastante bien y llevan años y años sin medicarse.
Según ellos, definición de Blog: Abreviatura de "web log", un diario o revista que se publica en Internet. Los blogs a menudo se utilizan para publicar enlaces a archivos, que pueden ser copias ilegales de música, películas u otros ficheros multimedia.
¿A menudo? Me resulta increible que tengan una opinión muy sesgada de qué son los blogs y cuál es su funcionalidad en la mayoría de los casos, pero solo porque el resto (entre un 20 y un 30 % del total de blogs existentes) ofrezcan enlaces a descargas de música o cine, no les da derecho a desprestigiar a los que no nos metemos en ese tipo de cosas. Al menos, esto es lo que trato de hacer desde hace ya unos cuantos meses, que llegado un momento he comprendido que no se puede seguir pidiendo peras al olmo y casi todos los enlaces habidos desde el primer post hasta el último (salvo bootlegs, CDs privados, discos descatalogados y fuera del circuito comercial y colecciones autorizadas por los artistas en cuestión como la colección Tangerine Tree con rarezas y conciertos de Tangerine Dream), han sido borrados o sustituidos sus enlaces por otros que les llevan directamente a la aplicación Spotify. Así que no me vengan después a pasarme la factura por algo que no he hecho de forma medianamente legal, mientras sean solamente los jueces quienes tengan la última palabra y no estas entidades de derechos que poco derecho tienen a inmiscuirse en el derecho de toda persona de elegir el tipo de cultura que quieren, ni por su parte ni por parte del Estado.
Debería haber otra guía que nos ayude a psicoanalizar a estos gestores del demonio y ponerles en el sitio que se merecen.
Y ojo: estoy en mi derecho de opinar libremente en estos términos. Si alguien cree que en esta crítica destructiva hay un intento de insultar o calumniar, que me lo digan claramente. En democracia no se pueden callar bocas, si no es por orden judicial. Y quien calla, otorga, pero eso no me vale para decir a las claras lo que realmente pienso de todo este movimiento totalitario por parte del gremio cultural.
lunes, 4 de abril de 2011
Con la cabeza bien alta...
De vez en cuando algunos mensajes que llegan a nuestro correo personal nos hacen alegrar un poco la vida, como el que inserto a continuación y más siendo un lunes:
domingo, 3 de abril de 2011
Roland Jupiter 80
Se ha filtrado nueva información acerca del nuevo instrumento de Roland, el esperado Jupiter-80, un sintetizador orientado a directos y creado a partir de la reunión de conceptos clásicos y nuevas tecnologías.
Al parecer, todos sus sonidos poseerían tecnología SuperNatural, presente en diversos intrumentos de Roland. Básicamente lo que hace esta función combinar sampling y modelado con un análisis detallado de la interpretación del instrumento en tiempo real, lo que permite lograr cierto realismo a la hora de reproducir los sonidos.
Según una página filtrada de la revista Keyboard Magazine, Jupiter-80 posee un arpegiador, más no secuenciador, ya que estaría orientado a utilizar un sistema avanzado de divisiones y manejo de capas.También se afirma que el instrumento incluye emulaciones de órganos con controles dedicados.
Aún quedan muchas dudas e información por conocer acerca de esta interesante propuesta. No sobra aclarar que la información conocida sigue estando sin confirmar de forma oficial por parte de Roland. Estaremos al tanto.
Fuente: Hispasonic
Bien, bien... me gusta el aspecto que tiene por lo general. Habrá que ver qué otras prestaciones tiene. Roland siempre ha destacado por sacar al mercado sintes de calidad. Espero que no nos defraude esta vez. Por cierto, será presentado en la próxima edición del Musikmesse 2011 que se celebrará a partir del dia 6 y continuará hasta el 9 del presente mes, en la ciudad de Frankfurt.
Perfil de Musikmesse 2011 en Facebook.
viernes, 1 de abril de 2011
Anthony Phillips - Slow Dance (1990)
Un delicioso álbum de quien fuera uno de los miembros fundadores del grupo de rock progresivo Genesis (abandonó la formación tras publicarse el disco "Trespass" en 1970 a causa de su miedo escénico y ser aconsejado por su médico) y que retoma el concepto del sinfonismo clásico en una producción bien cuidada desde la instrumentación hasta los detalles más pulcros de su composición. "Slow Dance" evoca muchos sentimientos, sobre todo transmite olor a naturaleza y la sensación de estar en medio de un paisaje lleno de vida silvestre con sus muchas tonalidades de colores, sus luces y sus sombras y totalmente alejado del mundanal ruido. El lenguaje descriptivo de la obra así lo deja entrever. No es de extrañar que este entretejimiento de melodías resulte no solo agradable para el oyente, sino que incluso es fácilmente atrayente para los productores de televisión quienes no dudarían de incluir fragmentos de su música en programas documentales sobre la vida terrestre. Pero esto no quiere decir que el producto sea ni mucho menos un ejemplo de "easy listening" (faltaría plus), detalle que solo cualquier pazguato indocumentado correría a utilizar sin caer en la cuenta de la importancia del mensaje que se transmite durante los poco más de 50 minutos de que consta la obra.
Slow Dance es un gran ejemplo de la sabiduría de Phillips por crear un disco bello sin que caiga en la pedantería y en la monotonía, para lo que se ha servido de una instrumentación variada y donde cada pieza de la orquestación va encajando sus partes en un todo, como en un puzzle: sección de viento, cuerdas, teclados, guitarras acústicas... interpretan suaves melodías que se van engarzando como perlas en un collar.
Anthony Phillips es un músico que gusta de tocar todos los estilos posibles, donde el rock progresivo es una base en su formación y con los años ha ido pasando por varios géneros, sintiéndose cómodo en todos ellos y al margen de la comercialidad, algo que en él especialmente no añora desde los tiempos de Genesis, pero sabe que se le tiene en una gran estima aun permaneciendo en la actualidad fuera de cualquier corrillo mediático.
No hay necesidad de encasillar esta obra en tal o cual categoría. Lo fundamental a la hora de escuchar este disco (pulsando sobre el icono de Spotify lo podéis hacer de inmediato) es que os dejéis arrastrar por él, sin necesidad de tratar de llamar las cosas por su nombre, algo típico de la vida que nos ha tocado vivir.
Slow Dance es un gran ejemplo de la sabiduría de Phillips por crear un disco bello sin que caiga en la pedantería y en la monotonía, para lo que se ha servido de una instrumentación variada y donde cada pieza de la orquestación va encajando sus partes en un todo, como en un puzzle: sección de viento, cuerdas, teclados, guitarras acústicas... interpretan suaves melodías que se van engarzando como perlas en un collar.
Anthony Phillips es un músico que gusta de tocar todos los estilos posibles, donde el rock progresivo es una base en su formación y con los años ha ido pasando por varios géneros, sintiéndose cómodo en todos ellos y al margen de la comercialidad, algo que en él especialmente no añora desde los tiempos de Genesis, pero sabe que se le tiene en una gran estima aun permaneciendo en la actualidad fuera de cualquier corrillo mediático.
No hay necesidad de encasillar esta obra en tal o cual categoría. Lo fundamental a la hora de escuchar este disco (pulsando sobre el icono de Spotify lo podéis hacer de inmediato) es que os dejéis arrastrar por él, sin necesidad de tratar de llamar las cosas por su nombre, algo típico de la vida que nos ha tocado vivir.
Pistas
1. Slow Dance (Part One) (24:01)
2. Slow Dance (Part Two) (26:27)
Músicos
- Anthony Phillips / Synthetizers, Acustic, Classic & Electric Guitars, Fretless Bass, Drum Machine, Sequencer
- Julie Allis / Harp
- Michael Cox / Flute, Piccolo
- Ian Hardwick / Oboe
- Tjborn Holtmark / Trumpet
- Frank Racotti / Percussion, Off Spin
- Martin Robertson / Clarinet
- Ian Thomas / Drums
Web oficial de Anthony Phillips
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